Las aventuras de Huckleberry Finn - Твен Марк - Страница 26
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Entre en el wigwam; alli no estaba Jim. Mire en mi derredor y no lo vi por ninguna parte. Grite:
— ?Jim!
—Aqui estoy, Huck. ?Ya no se les ve? No hables en voz alta.
Estaba en el agua, bajo el remo de proa, sin sacar mas que la nariz. Le dije que ya no se los veia, asi que subio a bordo. Me conto:
—He estado escuchando esa conversacion y me meti en el agua y me iba a ir a la costa si subian. Despues iba a volver a la balsa cuando se hubieran ido. Pero, ?senor, como les has enganado, Huck! ?Has sido de lo mas astuto! Te digo chico que estoy seguro de que has salvado al viejo Jim… El viejo Jim no lo va a olvidar nunca, mi nino.
Despues hablamos del dinero. No estaba nada mal: veinte dolares cada uno. Jim dijo que ahora podiamos tomar pasajes de cubierta en un barco de vapor y el dinero nos duraria hasta donde quisieramos llegar en los estados libres. Dijo que veinte millas mas no era mucha distancia para la balsa, pero que ojala ya hubieramos llegado.
Hacia el amanecer amarramos y Jim actuo con mucho cuidado para esconder bien la balsa. Despues trabajo todo el dia organizando las cosas en paquetes y preparandolo todo para seguir adelante sin la balsa.
Aquella noche, hacia las diez, llegamos a la vista de las luces de un pueblo en una curva del lado izquierdo.
Fui en la canoa a preguntar. En seguida me encontre con un hombre que habia salido al rio con un bote y estaba preparando unos sedales. Me acerque y le pregunte:
—Caballero, ?ese pueblo es El Cairo?
—?El Cairo? No. Debes de ser idiota perdido.
—?Como se llama ese pueblo, caballero?
—Si quieres enterarte, ve a preguntarlo. Si te quedas aqui molestandome medio minuto mas, te vas a llevar una torta.
Volvi a remo a la balsa. Jim se sintio muy desilusionado, pero le dije que no importaba, que segun mis calculos, El Cairo seria el pueblo siguiente.
Pasamos otro pueblo antes del amanecer, y yo iba a volver a preguntar, pero estaba muy alto, asi que no sali. «El Cairo no esta en alto», dijo Jim. A mi se me habia olvidado. Nos quedamos parados el dia entero en un islote de hierba bastante cerca de la orilla izquierda. Empece a sospechar algo. Jim tambien. Yo dije:
—A lo mejor pasamos junto a El Cairo aquella noche de niebla.
Y el contesto:
—No hablemos de eso, Huck. Los pobres negros nunca tenemos suerte. Siempre he sospechado que aquella piel de serpiente de cascabel no habia terminado su trabajo.
—Ojala no hubiera visto nunca aquella piel de serpiente, Jim… ojala no le hubiera echado nunca la vista encima.
—No es culpa tuya, Huck; tu no lo sabias. No te eches la culpa de eso.
Cuando amanecio vimos el agua clara del Ohio junto a la costa, sin duda alguna, y al lado venia el gran rio como siempre. Asi que nada que ver con El Cairo.
Hablamos del asunto. No valia de nada ir a tierra; naturalmente, no podiamos llevar la balsa rio arriba. No habia nada que hacer mas que esperar a que anocheciera, volvernos con la canoa y ver si teniamos suerte. Asi que nos pasamos el dia durmiendo entre los alamillos, para estar descansados para el trabajo, y cuando volvimos a la balsa al oscurecer, la canoa habia desaparecido.
No dijimos ni una palabra durante un buen rato. No habia nada que decir. Los dos sabiamos perfectamente bien que era otra vez cosa de la piel de la serpiente de cascabel, asi que, ?de que valia hablarlo? Aquello no seria mas que como si estuvieramos buscando algo a que echar la culpa, y sin duda nos traeria todavia mas mala suerte, y seguiria trayendola hasta que comprendiesemos que lo mejor era no hablar del tema.
Despues de un rato hablamos de lo que tendriamos que hacer y vimos que no habia otra cosa que seguir adelante con la balsa hasta que pudieramos comprar una canoa para deshacer el camino en ella. No ibamos a tomarla prestada cuando no habia nadie por alli, como haria padre, porque entonces quiza nos persiguiera alguien.
Asi que despues de oscurecer salimos en la balsa.
Y el que no se crea todavia que es una estupidez andar manejando pieles de serpiente despues de todo lo que aquella piel de serpiente nos hizo a nosotros lo creera ahora si continua leyendo y ve lo que nos siguio haciendo.
El sitio donde comprar canoas es donde haya balsas atracadas en la ribera. Pero no vimos ninguna balsa atracada, asi que seguimos adelante tres horas o mas. Bueno, la noche se puso gris y el aire muy denso, que es lo peor que puede haber despues de una niebla. No se ve la forma en el rio ni se aprecia la distancia. Se hizo muy tarde en medio del silencio, y entonces, de pronto, aparecio un barco de vapor rio arriba. Encendimos la farola y creimos que la veria. Los barcos que remontan generalmente no se nos acercaban; iban buscando las barras de arena en busca del agua facil bajo los arrecifes; pero en noches asi suben por medio del canal enfrentandose con todo el rio.
Podiamos oir su motor, pero no lo vimos bien hasta que se acerco. Venia directo hacia nosotros. Muchas veces hacen eso y tratan de ver hasta donde pueden acercarse sin tocarlo a uno; a veces la rueda arranca un tablon, y entonces el piloto asoma la cabeza y se echa a reir y se cree muy listo. Bueno, aqui viene, y decidimos que iba a tratar de afeitarnos, pero no parecia desviarse ni un poco. Era grande y venia a toda velocidad, como una nube negra con filas de luciernagas a los lados; pero de pronto se vio entero, enorme que daba miedo, con una fila larga de portezuelas de hornos abiertas y brillantes como dientes al rojo y con los costados y las barandillas monstruosos justo encima de nosotros. Alguien nos grito, y se oyo un ruido de campanas para frenar las maquinas, un monton de juramentos y el silbido del vapor, y justo cuando Jim saltaba de un lado y yo del otro, arremetio contra la balsa y la hizo anicos.
Salte y me propuse llegar hasta el fondo, porque me iba a pasar por encima una rueda de treinta pies y yo queria tener mucho margen. Siempre he podido aguantar un minuto debajo del agua; creo que aquella vez aguante un minuto y medio. Despues sali rapido a la superficie, porque estaba a punto de reventar. Saque bastante la cabeza y me sople el agua de la nariz, jadeando un poco. Naturalmente, habia una corriente enorme, y naturalmente aquel barco volvio a ponerse en marcha diez segundos despues de haber parado las maquinas, porque nunca se preocupaban mucho por los balseros, de forma que seguia chapaleando rio arriba, invisible en medio de aquel aire denso, aunque todavia se podia oir el ruido que producia.
Llame a Jim media docena de veces, pero sin recibir respuesta; asi que agarre un tablon que me toco mientras yo pedaleaba en el agua y me dirigi hacia tierra, bien agarrado a el. Pero logre ver que la corriente llevaba hacia la ribera de la izquierda, lo cual significaba que yo estaba en medio de un cruce de corrientes, asi que cambie y segui por alli.
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