Las aventuras de Huckleberry Finn - Твен Марк - Страница 27
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Era uno de aquellos cruces largos, y regulares, de dos millas; asi que tarde mucho en recorrerlo. Llegue bien a tierra y trepe por la orilla. Solo podia ver a muy poca distancia, pero fui tanteando por un terreno pedregoso un cuarto de milla o mas, y despues me tropece con una de esas casonas anticuadas de troncos que ni habia visto. Iba a pasar corriendo lejos de alli, pero salio una jauria de perros que se puso a aullar y a ladrarme y comprendi que era mejor no moverme.
Capitulo 17
Al cabo de un minuto alguien dijo por la ventana, sin sacar la cabeza:
—?Basta, chicos! ?Quien va?
Y respondi:
—Soy yo.
—?Quien es yo?
—George Jackson, caballero.
—?Que quieres?
—No quiero nada, caballero. No hacia mas que pasar, pero los perros no me dejan.
—Y, ?que haces merodeando por aqui a estas horas de la noche, eh?
—No estaba merodeando, caballero; me he caido del barco de vapor.
—?De verdad? ?No me digas! Que alguien encienda una luz, ?como has dicho que te llamabas?
—George Jackson, caballero. Soy un muchacho.
—Mira, si dices la verdad, no tienes por que tener miedo: nadie va a hacerte nada. Pero no intentes moverte; quedate donde estas. Que alguien despierte a Bob y a Tom y que traigan las armas. George Jackson, ?hay alguien contigo?
—No, caballero, nadie.
Ahora se oia a gente que se movia por la casa y vi una luz. El hombre grito:
—Aparta esa luz, Betsy, vieja idiota… ?no tienes sentido comun? Ponla en el suelo detras de la puerta principal. Bob, si tu y Tom estais listos, a vuestros puestos.
—Listos.
—Y ahora, George Jackson, ?sabes quienes son los Shepherdson?
—No, senor, nunca he oido hablar de ellos.
—Bueno, quiza digas la verdad y quizas mientas. Ahora, todos listos. Da un paso adelante, George Jackson. Y cuidadito, sin prisas… muy despacio. Si hay alguien contigo, que se quede ahi; si lo vemos, le pegamos un tiro. Ahora, adelante. Ven despacio; abre la puerta tu mismo. .. justo lo suficiente para entrar, ?me oyes?
No corri; no podria aunque hubiera querido. Fui dando un paso lento tras otro y no se oia un ruido, solo que a mi me parecio que oia los latidos de mi corazon. Los perros estaban igual de callados que las personas, pero me pisaban los talones. Cuando llegue a los tres escalones de troncos, oi que quitaban el cerrojo y la barra de la puerta. Puse la mano en la puerta, empuje un poco y despues un poco mas hasta que alguien dijo: «Vale, ya basta; ensenanos la cabeza». Lo hice, pero pensando que me la iban a arrancar.
La vela estaba en el suelo, y alli estaban todos, mirandome, y yo a ellos, y nos quedamos asi un cuarto de minuto: tres hombrones apuntandome con sus armas, lo cual os aseguro que me dio escalofrios; el mayor era canoso y tendria unos sesenta anos, y los otros dos treinta o mas (todos ellos muy finos y muy guapos) y una senora anciana de pelo gris y con un aspecto de lo mas bondadoso, que tenia detras dos mujeres jovenes a las que no logre ver bien. El senor mayor dijo:
—Vale; supongo que esta bien. Entra.
En cuanto entre, el caballero anciano cerro la puerta y le echo el cerrojo y la barra, dijo a los jovenes que entrasen con sus escopetas y todos fueron al gran salon que tenia una alfombra nueva de pano y se reunieron en un rincon apartado de las ventanas de la fachada: a los lados no habia ni una. Agarraron la vela, me miraron bien y todos dijeron: «Pues no es un Shepherdson, no; no tiene nada de Shepherdson». Despues el anciano dijo que esperaba que no me importase que me registrasen para ver si llevaba armas, porque no lo hacian con mala intencion; era solo para asegurarse. Asi que no me metio las manos en los bolsillos, sino que unicamente me toco por los lados con las manos y aseguro que estaba bien. Me dijo que me pusiera comodo y me sintiera en mi propia casa y les hablase de mi, pero la senora vieja dijo:
—Pero, hombre, Saul, pobrecito; esta calado hasta los huesos y, ?no crees que quiza tenga hambre?
—Tienes razon, Rachel; se me olvidaba.
Asi que la vieja dice:
—Betsy (era una negra), ve corriendo y trae algo de comer a toda prisa, pobrecito; y una de vosotras, las chicas, id a despertar a Buck y le decis… ah, aqui viene. Buck, llevate a este muchachito y quitale la ropa humeda y dale algo tuyo que este seco para que se lo ponga.
Buck parecia de la misma edad que yo mas o menos: trece o catorce anos, aunque era un poco mas alto. No llevaba mas que una camisa, y tenia el pelo todo revuelto. Llego bostezando y pasandose una mano por los ojos, con una escopeta en la otra. Respondio:
—?No hay Shepherdson por aqui?
Dijeron que no, que era una falsa alarma.
—Bueno —dice—, si hubieran venido, seguro que me llevo a uno por delante.
Todos se echaron a reir, y Bob dice:
—Pero Buck, nos podrian haber quitado el cuero cabelludo a todos, con lo que has tardado en llegar.
—Bueno, es que no me ha avisado nadie, y eso no esta bien. Nunca me decis nada; no me dejais hacer nada. —No importa, Buck, hijo mio —dice el viejo—, ya podras hacer lo suficiente a su debido tiempo, no te preocupes por eso. Ahora vete a hacer lo que te ha dicho tu madre.
Cuando subimos las escaleras hasta su cuarto me dio una camisa gruesa, una cazadora y unos pantalones, y me lo puse todo. Entre tanto me pregunto como me llamaba, pero antes de que se lo pudiera decir empezo a contarme que anteayer habia cogido en el bosque un estornino y un conejito y me pregunto donde estaba Moises cuando se apago la vela. Dije que no lo sabia; no lo habia oido nunca, de verdad.
—Bueno, pues supon —sugirio.
—?Como voy a suponer —respondi— cuando nunca me lo ha dicho nadie antes?
—Pero puedes suponer, ?no? Es igual de facil.
—?Que vela? —pregunte.
—Pues cualquier vela —contesto.
—No se donde estaba —respondi—; ?donde estaba?
—Hombre, ?estaba en tinieblas! ?Ahi es donde estaba!
—Bueno, pues si ya sabias donde estaba, ?para que me lo preguntas?
—Pero, hombre, es una adivinanza, ?no entiendes? Oye, ?cuanto tiempo vas a quedarte? Tienes que quedarte para siempre. Lo podemos pasar fenomeno… Ahora no hay escuela. ?Tienes perro? Yo tengo un perro que sabe meterse en el rio a traerte las cosas que le tiras. ?Te gusta eso de peinarte los domingos y todas esas tonterias? Te aseguro que a mi no, pero madre me obliga. ?Malditos pantalones! Supongo que tendre que ponermelos, pero preferiria que no, con este calor. ?Estas listo? Vale. Baja conmigo, companero.
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