Выбери любимый жанр

Las aventuras de Huckleberry Finn - Твен Марк - Страница 31


Изменить размер шрифта:

31

Al domingo siguiente fuimos todos a la iglesia, a unas tres millas, todos a caballo. Los hombres se llevaron las escopetas, y Buck tambien, y las mantuvieron entre las rodillas o las dejaron a mano apoyadas en la pared. Los Shepherdson hicieron lo mismo: fue un sermon de lo mas corriente: todo sobre el amor fraterno y tonterias por el estilo; pero todo el mundo dijo que era un buen sermon y hablaron de el en el camino de vuelta, y tenian tantas cosas que decir de la fe y las buenas obras y la gracia santificante y la predeterminacion y no se que mas que me parecio uno de los peores domingos de mi vida.

Mas o menos una hora despues de comer todo el mundo dormia la siesta, algunos en sus sillas y otros en sus habitaciones, y resultaba todo muy aburrido. Buck y un perro estaban tirados en la hierba al sol, dormidos como troncos. Yo subi a nuestra habitacion pensando en echarme tambien la siesta. Vi a la encantadora senorita Sophia de pie en su puerta, que estaba al lado de la nuestra, y me hizo pasar a su habitacion, cerro la puerta sin hacer ruido y me pregunto si la queria, y yo le conteste que si, y me pregunto si le haria un favor sin decirselo a nadie y le dije que si. Entonces me conto que se habia olvidado el Nuevo Testamento y lo habia dejado en el asiento de la iglesia entre otros dos libros, y que si no querria yo salir en silencio e ir a buscarselo sin decirle nada a nadie. Le dije que si. Asi que me marche tranquilamente por el camino y en la iglesia no habia nadie, salvo quiza un cerdo o dos, porque la puerta no tenia cerradura y a los cerdos les gustan los suelos apisonados en verano, porque estan frescos. Si se fija uno, casi nadie va a la iglesia mas que cuando es obligatorio, pero los cerdos son diferentes.

Me dije: «Algo pasa; no es natural que una chica se preocupe tanto por un Nuevo Testamento», por eso lo sacudi y se cayo un trocito de papel que tenia escrito a lapiz: «A las dos y media». Segui buscando pero no encontre nada mas. Aquello no me decia nada, asi que volvi a poner el papel en el libro y cuando regrese a casa y subi las escaleras la senorita Sophia estaba en su puerta esperandome. Me hizo entrar y cerro la puerta; despues busco en el Nuevo Testamento hasta que encontro el papel, y en cuanto lo leyo parecio ponerse muy contenta; y antes de que uno pudiera darse cuenta, me agarro y me dio un abrazo diciendo que yo era el mejor chico del mundo y que no se lo contara a nadie. Se le enrojecio mucho la cara un momento, se le iluminaron los ojos y estaba muy guapa. Yo me quede muy asombrado, pero cuando recupere el aliento le pregunte que decia el papel, y ella me pregunto si lo habia leido, y cuando dije que no, me pregunto si sabia leer manuscritos y yo respondi que solo letra de imprenta, y entonces ella dijo que el papel no era mas que para senalar hasta donde habia llegado y que ya podia irme a jugar.

Baje al rio pensando en todo aquello y en seguida me di cuenta de que mi negro me venia siguiendo. Cuando perdimos de vista la casa, miro atras y todo en derredor un segundo, y despues llego corriendo y me dijo:

—Sito George, si viene usted al pantano le enseno un monton de culebras de agua.

A mi me parecio muy curioso; lo mismo habia dicho ayer. Tenia que saber que a uno no le gustan tanto las culebras de agua como para ir a verlas. ?Que andaria buscando? Asi que le dije:

—Bueno; ve tu por delante.

Lo segui media milla; despues llego al pantano y lo vadeo con el agua hasta los tobillos otra media milla mas. Llegamos a un trozo de tierra llana y seca, llena de arboles, arbustos y hiedras, y me dijo:

—De usted unos pasos por ahi dentro, sito George; ahi es donde estan. Yo ya las he visto bastante.

Despues se alejo y en seguida quedo tapado por los arboles. Anduve buscando por alli hasta llegar a un sitio abierto, del tamano de un dormitorio, todo rodeado de hiedra, y alli vi a un hombre que estaba dormido; y ?por todos los diablos, era mi viejo Jim!

Lo desperte y crei que el se iba a sorprender mucho al verme, pero no. Casi lloro de alegria, pero no estaba sorprendido. Dijo que habia nadado por detras de mi aquella noche que habia oido todos mis gritos, pero no se habia atrevido a responder, porque no queria que nadie lo recogiera y lo devolviese a la esclavitud. Y siguio diciendo:

—Me hice algo de dano y no podia nadar rapido, asi que hacia el final ya estaba muy lejos de ti; cuando llegaste a tierra calcule que podia alcanzarte sin tener que gritar, pero cuando vi aquella casa empece a ir mas lento. Estaba demasiado lejos para oir lo que te decian; me daban miedo los perros, pero cuando todo volvio a quedarse tranquilo comprendi que estabas en la casa, asi que me fui al bosque a esperar que amaneciese. A la manana temprano llegaron algunos de los negros que iban a los campos y me llevaron con ellos y me trajeron aqui, donde no me pueden encontrar los perros gracias al agua, y me traen cosas de comer todas las noches y me dicen como te va.

—Pero, ?por que no le dijiste a mi Jack que me trajera antes, Jim?

—Bueno, no merecia la pena molestarte, Huck, hasta que pudieramos hacer algo, pero ahora ya esta bien. Me he dedicado a comprar cacharros y comida cuando he podido y a arreglar la balsa por las noches cuando…

—?Que balsa, Jim?

—Nuestra vieja balsa.

—?Vas a decirme que nuestra vieja balsa no se quedo hecha pedazos?

—No, na de eso. Se quedo bastante destrozada por uno de los extremos, pero no paso nada grave, solo que perdimos casi todas las trampas. Y si no hubieramos buceado tanto y nadado tan lejos por debajo del agua, si la noche no hubiera sido tan oscura, no hubieramos estado tan asustados ni nos hubieramos puesto tan nerviosos, como aquel que dice, habriamos visto la balsa. Pero mas vale asi, porque ahora esta toda arreglada y practicamente nueva y tenemos montones de cosas nuevas en lugar de las que perdimos.

—Pero, ?como volviste a conseguir la balsa, Jim? ?La fuiste a atrapar?

—?Como voy a atraparla si estoy en el bosque? No; algunos de los negros la encontraron embarrancada entre unas rocas ahi donde la curva y la escondieron en un regato entre los sauces, y tanto discutieron para saber cual se iba a quedar con ella que en seguida me entere yo, asi que arregle el problema diciendoles que no era de ninguno de ellos, sino tuya y mia; y les pregunte si iban a quedarse con la propiedad de un joven caballero blanco, solo para llevarse unos latigazos. Entonces les di diez centavos a cada uno y se quedaron muy satisfechos pensando que ojala llegasen mas balsas para volver a hacerse ricos. Estos negros se portan muy bien conmigo, y cuando quiero que hagan algo no tengo que pedirselo dos veces, mi nino. Ese Jack es un buen negro, y listo.

—Si, es verdad. Nunca me ha dicho que estabas aqui; me dijo que viniera y que me ensenaria un monton de culebras de agua. Si pasa algo, el no tiene nada que ver. Puede decir que nunca nos ha visto juntos, y dira la verdad.

No quiero contar mucho del dia siguiente. Creo que voy a resumirlo. Me desperte hacia el amanecer e iba a darme la vuelta para volverme a dormir cuando note que no se oia ni un ruido; era como si nada se moviera. Aquello no era normal. Despues vi que Buck se habia levantado y se habia ido. Bueno, entonces me levante yo extranado y baje la escalera y no habia nadie; todo estaba mas silencioso que una tumba. E igual afuera. Pense: «?Que significa esto?» Donde estaba la lena me encontre con mi Jack y le pregunte:

31
Перейти на страницу:

Вы читаете книгу


Твен Марк - Las aventuras de Huckleberry Finn Las aventuras de Huckleberry Finn
Мир литературы