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Las aventuras de Huckleberry Finn - Твен Марк - Страница 11


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Al cabo de un rato llegaron, y el barco se acerco tanto que podian haber echado una plancha para bajar a tierra. En el barco estaban casi todos: padre y el juez Thatcher y Becky Thatcher, y Joe Harper, y Tom Sawyer y su vieja tia Polly y Sid y Mary y muchos mas. Todo el mundo hablaba del asesinato, pero el capitan va y les interrumpe y dice:

—Atentos ahora; aqui es donde mas se acerca la corriente y a lo mejor ha llegado flotando a la orilla y esta enredado entre la maleza al borde del agua. Por lo menos, eso es lo que yo espero.

Yo no lo esperaba. Se amontonaron todos para mirar por encima de la barandilla, y casi me daban en la cara, y no hacian mas que mirar, mirar con todas sus fuerzas. Yo los veia de primera, pero ellos a mi, no. Entonces el capitan grito: «?Apartense!», y el canon solto tal zambombazo justo a mi lado que me dejo sordo del ruido y casi ciego del humo, y crei que me iba a morir. Si hubieran puesto algo de carga, calculo que habrian conseguido el cadaver que buscaban. Bueno, vi que no estaba herido, gracias a Dios. El barco siguio flotando y desaparecio por la punta de la isla. De vez en cuando oia los canonazos, cada vez mas lejos, y al cabo de un rato, una hora o asi, ya no los oia. La isla tenia tres millas de largo. Pense que habian llegado al final y renunciaban; pero todavia no. Dieron la vuelta a la isla y subieron a vapor rio arriba por el lado de Missouri, soltando canonazos de vez en cuando segun avanzaban. Pase a aquel lado y los mire. Cuando llegaron a la otra punta de la isla dejaron de disparar y fueron hacia la ribera de Missouri y volvieron al pueblo.

Ahora comprendi que ya estaba a salvo. Nadie iba a venir a buscarme. Saque las trampas de la canoa y me prepare un buen campamento en medio del bosque. Hice una especie de tienda con las mantas para poner mis cosas debajo de ella y que no las mojara la lluvia. Pesque un pez gato, lo abri con el serrucho y hacia el anochecer encendi mi hoguera y cene. Despues eche un sedal para pescar algo que desayunar.

Cuando oscurecio del todo me quede sentado, fumando junto a la hoguera, y me senti muy satisfecho; pero despues de un rato empece a sentirme solo, asi que fui a sentarme a la ribera a oir el chapotear del agua y conte las estrellas y los troncos que bajaban a la deriva y las balsas y despues me acoste; no hay mejor forma de pasar el tiempo cuando se siente uno solo; no se puede continuar asi y al cabo de un rato se pasa.

Y asi pasaron tres dias con sus noches. Ningun cambio: siempre lo mismo. Pero al dia siguiente fui a explorar toda la isla. Yo era el amo; todo era mio, como quien dice, y queria conocerla entera, pero sobre todo queria pasar el rato. Encontre montones de fresas, maduras y estupendas, y uvas verdes de verano y moras verdes, y ya estaban a salir las moras negras. Pense que todo me vendria muy bien con el tiempo.

Bueno, fui entreteniendome por dentro del bosque hasta que me parecio que no estaba lejos de la punta de la isla. Habia llevado mi escopeta, pero no habia disparado contra nada; era para protegerme; pense que ya encontraria algo que cazar cerca de casa. Entonces casi pise una serpiente de buen tamano, que se fue reptando entre la hierba y las flores, y yo detras de ella, tratando de pegarle un tiro. Iba a buena marcha cuando de repente me encontre con las cenizas de una hoguera que todavia echaba humo.

Me dio un salto el corazon entre los pulmones. No espere a seguir mirando mas alla, sino que arme la escopeta y fui en silencio de puntillas a toda la velocidad que pude. De vez en cuando me paraba un momento entre las hojas y escuchaba, pero respiraba tan fuerte que no podia oir nada mas. Segui avanzando algo y volvi a escuchar, y asi una vez despues de otra. Si veia un tocon creia que era un hombre; si pisaba una ramita y la rompia, me sentia como si alguien me hubiera cortado el aliento en dos y no me quedase mas que la mitad, y encima la mas corta.

Cuando llegue al campamento no me sentia muy tranquilo ni muy valiente, pero voy y digo: «No es momento para hacer el tonto». Asi que volvi a meter todas mis trampas en la canoa para que nadie las pudiera ver, apague la hoguera y esparci las cenizas por ahi para que pareciese un campamento antiguo, del ano pasado, y despues me subi a un arbol.

Creo que pasaria dos horas en el arbol, pero no vi nada. No oi nada; solo me parecia haber oido y visto por lo menos mil cosas. Bueno, tampoco me podia quedar alli eternamente, asi que por fin me baje, pero segui en el centro del bosque y alerta todo el tiempo. No podia comer mas que moras y lo que quedaba del desayuno.

Cuando se hizo bien de noche tenia bastante hambre, asi que cuando estaba oscuro del todo me meti en silencio en el agua antes de que saliera la luna y fui a remo a la ribera de Illinois: aproximadamente un cuarto de milla. Sali al bosque, me cocine algo que cenar y practicamente me habia decidido a pasar alli toda la noche cuando oi un clip clop y me dije que venian caballos; y despues oi voces de gente. Meti todo en la canoa lo mas rapido que pude y me arrastre por el bosque a ver si me enteraba de algo. No habia avanzado mucho cuando oigo decir a alguien:

—Mas nos vale acampar aqui si encontramos un buen sitio; los caballos estan muy cansados. Vamos a mirar. No espere, sino que me aparte y comence a alejarme en silencio. Volvi a amarrar en el sitio de antes y calcule que dormiria en la canoa.

No dormi mucho. No se por que, pero no podia, porque estaba pensando. Y cada vez que me despertaba creia que alguien me tenia agarrado por el cuello. Asi que el sueno no me valio de nada. Al cabo de un rato voy y me digo: «No puedo seguir viviendo asi; voy a enterarme de quien esta en la isla conmigo; o me entero o me muero». Bueno, inmediatamente me senti mejor.

Asi que agarre el remo y baje a solo uno o dos pasos de la ribera, y despues deje que la canoa se metiera sola entre las sombras. Brillaba la luna, y donde no habia sombra casi era como la luz del dia. Estuve buscando casi una hora, en medio de un silencio como una tumba, mientras todo dormia. Bueno, para entonces ya habia llegado casi a la punta de la isla. Empezo a soplar una brisa suave, rizada y fresca, que era como decir que estaba a punto de terminar la noche. Di un golpe de remo y acerque la canoa a la ribera; despues saque la escopeta y fui deslizandome hasta el borde del bosque. Alli me quede sentado en un tronco, mirando entre las hojas. Vi que la luna terminaba su turno y que el rio empezaba a ponerse oscuro. Pero al cabo de un rato vi una franja palida por encima de los arboles y supe que llegaba el dia. Asi que saque la escopeta y avanze hacia donde me habia encontrado con aquella hoguera, parandome a escuchar cada minuto o dos minutos. Pero no se por que no tuve suerte; era como si no pudiera encontrar el sitio. Pero al cabo de un rato, por fin, vi un resto del resplandor del fuego entre los arboles. Fui hacia el, con mucho cuidado y calma. Poco despues ya estaba lo bastante cerca para echar un vistazo, y alli habia un hombre tumbado en el suelo. Casi me da un telele. Tenia la cabeza envuelta en una manta, justo al lado del fuego. Me quede sentado junto a unos matojos a unos seis pies de el sin parar de mirarlo. Ya estaba empezando a verse una luz gris del dia. Poco despues bostezo, se estiro y se quito la manta, ?y era Jim, el de la senorita Watson! ?Vaya si me alegre de verle! Voy y digo:

—?Hola, Jim! —y sali de un salto.

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