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Que dificil es ser Dios - Стругацкие Аркадий и Борис - Страница 12


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Rumata se desperto sobresaltado. Ya era de dia. Se oia el rumor de un altercado abajo, en la calle. Alguien, que parecia un militar, gritaba:

— ?Ca…nalla! ?Mira lo que has hecho! ?Vas a limpiarme esa porqueria con… la lengua! — Estos son los buenos dias, penso Rumata -. ?Y callate! ?Juro por la joroba de San Miki que me estas exasperando!

Otra voz, aspera y ronca, refunfunaba que, al pasar por aquella calle, uno tenia que mirar donde ponia los pies. Al amanecer habia llovido un poco y, como la calle se habia empedrado vayase a saber cuando…

— Asi que debo mirar al suelo, ?eh? Te atreves a decirme lo que tengo que hacer, ?eh?

— Hariais mejor soltandome, noble Don, y dejar de tirar de mi camisa.

— Otra vez ordenandome lo que debo hacer, ?eh?

Se oyo el chasquido de una bofetada. Seguramente debia ser la segunda: la primera era la que habia despertado a Rumata.

— No me pegueis, noble Don… — refunfuno el otro, abajo.

Me parece que conozco esa voz, se dijo Don Rumata. Juraria que es la de Don Tameo. Hoy tengo que perder a las cartas con el, para que se lleve ese penco jamajareno. ?Cuando aprendere a elegir caballos? Claro que nosotros, los Rumata de Estoria, nunca hemos sido expertos en caballos. Nuestra especialidad son los camellos de combate. ?Menos mal que en Arkanar casi no hay camellos!

Rumata se estiro hasta que le crujieron los huesos, busco en la cabecera de la cama un cordon de seda trenzado y tiro varias veces de el. Al otro lado de la casa sonaron unos campanillazos. El chico estara presenciando el espectaculo, penso. Me podria levantar y vestirme por mi mismo, pero eso daria lugar a mas rumores. Volvio a prestar atencion a las blasfemias que le llegaban desde la calle. ?Vaya lengua! Tiene una entropia extraordinaria. Es de esperar que Don Tameo no lo mate. Ultimamente, entre la gente de la guardia, hay muchos que se jactan de poseer una espada para los lances de honor y otra para las persecuciones callejeras… esas que gracias a Don Reba se han multiplicado tanto ultimamente en Arkanar. Pero Don Tameo no era de esos. Era mas bien cobarde, y un incorregible politico de sobremesa.

Resultaba abominable tener que empezar el dia con Don Tameo. Rumata se sento en la cama y se abrazo las rodillas por debajo de la bordada colcha, tan esplendida como vieja. Uno se siente rodeado de tinieblas pesadas como el plomo, penso; se entristece, y dan ganas de pensar en lo debiles e insignificantes que somos ante las circunstancias. En la Tierra no nos ocurria esto. En la Tierra eramos unos muchachos saludables, seguros de si mismos, que habiamos pasado un periodo de acondicionamiento psicologico y estabamos dispuestos a todo. Poseiamos unos nervios magnificos que nos permitian presenciar un suplicio o una ejecucion sin siquiera volver la cabeza. Sabiamos dominarnos de tal forma que podiamos permanecer imperturbables ante las efusiones del mas abyecto de los cretinos. Habiamos olvidado hasta tal punto que es la repugnancia que podiamos comer en platos lamidos por los perros y secados despues con un delantal sucio. Eramos totalmente impersonales, no hablabamos en los idiomas de la Tierra ni en suenos. Estabamos provistos de un arma infalible, la teoria basica del feudalismo, elaborada en el silencio de los gabinetes y laboratorios, en las excavaciones y en discusiones profundas.

Pero Don Reba, por desgracia, no tiene la menor idea de lo que es esa teoria. Nuestra preparacion psicologica desaparece lo mismo que el bronceado del sol en el invierno. Damos bandazos, y tenemos que reacondicionarnos constantemente: encaja los dientes y piensa que eres un dios camuflado, que no saben lo que se hacen, que casi ninguno de ellos es culpable de nada y que, por lo tanto, debes tener paciencia y ser tolerante. Y los manantiales de humanismo de nuestras almas, que en la Tierra parecian no tener fin, se agotan aqui con una rapidez aterradora. Nosotros, que en la Tierra eramos verdaderos humanistas, que sentiamos el humanismo como si fuera la piedra angular de nuestra propia naturaleza, que en nuestro respeto por el Hombre, en nuestro amor al Hombre, llegabamos hasta al antropocentrismo, nos damos cuenta aqui, con verdadero horror, que lo que amabamos no era al Hombre sino al habitante de la Tierra, a nuestro igual. Cada vez con mas frecuencia nos sorprendemos a nosotros mismos pensando: ?Acaso son realmente hombres? ?Es posible que alguna vez, con el tiempo, lleguen a ser hombres? Y entonces recordamos a gentes como Kira, Budaj, Arata el Jorobado, o el magnifico baron de Pampa, y sentimos verguenza… pero esto tambien es poco habitual, es desagradable, y lo que es peor, no nos sirve de nada…

Bueno, penso Rumata, no pensemos mas en ello. Sobre todo por la manana. ?Al infierno con Don Tameo! El alma se me ha ido colmando de amargura, y estoy tan solo que no se donde verterla. Si, solo. Eramos fuertes, poseiamos seguridad, pero ?llegamos a pensar acaso en que aqui ibamos a encontrar esta soledad? Y nadie lo cree. Amigo Anton, ?que es lo que te ocurre? Al oeste, a tres horas de vuelo, tienes a Alexandr Vasilievich, un hombre bueno e inteligente, y al oeste esta Pashka, tu companero de escuela durante siete anos, tu fiel y alegre amigo. Lo que ocurre es que estas amargado, Toshka. Es una lastima, por supuesto: te creiamos fuerte; pero ?a quien no le ocurre? El trabajo es infernal, lo comprendemos. Regresa a la Tierra, descansa, ocupate de la teoria y mas tarde veremos…

Y hablando de ello, Alexandr Vasilievich es un dogmatico cien por cien. Como la teoria basica no preve a los Grises («Amigo mio, en los quince anos que llevo aqui no he notado tales divergencias con la teoria»), eso quiere decir que las Hordas Grises son fruto de mi imaginacion. Y eso quiere decir que mis nervios empiezan a flaquear, estoy sometido a una excesiva tension, debo retirarme a descansar. «Bien, de acuerdo, prometo que ire personalmente a ver lo que ocurre y dare mi opinion. Pero mientras tanto, Don Rumata, os ruego que no cometais ningun exceso». Y Pashka, mi amigo de la infancia, adopto un tono erudito, de especialista, de pozo de sabiduria, y empezo a divagar sobre la historia de los dos planetas, y demostro facilmente que el Movimiento Gris no era mas que una simple y previsible forma de oposicion de la burguesia contra los barones. «Si, dentro de unos dias te hare una visita, y veremos lo que ocurre. Estoy hondamente preocupado por la suerte de Budaj». Muchas gracias. Y no te preocupes: me ocupare personalmente de Budaj, ya que al parecer no sirvo para otra cosa.

El muy erudito doctor Budaj, nativo de Irukan, era un gran medico al que el duque de Irukan estuvo a punto de concederle un titulo nobiliario, antes de cambiar de opinion y encerrarlo en una mazmorra. Budaj era el mejor toxicologo del Imperio, el autor de un tratado famosisimo: De las hierbas y algunas gramineas que de forma misteriosa pueden producir afliccion, alegria o tranquilidad, asi como de la saliva y los jugos de los reptiles, de las aranas y del jabali pelado, que tienen las mismas y otras muchas propiedades. Indudablemente, Budaj era un autentico intelectual, un humanista convencido y una persona desinteresada. Todos sus bienes se reducian a un saco lleno de libros. ?Quien podia necesitar del doctor Budaj en aquel pais oscuro, ignorante y encallado en el sangriento tremedal de las conspiraciones y la codicia?

Supongamos que estas vivo y te encuentras en Arkanar. No podemos excluir el que te hayan apresado los salteadores barbaros que bajan de las estribaciones de la Cordillera Roja del Norte. Por si fuera asi, Don Kondor piensa ponerse en contacto con nuestro amigo Shushtu-letidovodus, especialista en la historia de las civilizaciones primitivas, que ahora trabaja seriamente como hechicero epileptico con el cabecilla de estos barbaros, que ostenta un nombre con cuarenta y cinco silabas. Si realmente estas en Arkanar, en primer lugar puedes haber caido en manos de la gente de Vaga Koleso, aunque no como presa principal, sino secundaria, ya que a ellos les interesara mas tu ilustre acompanante. Pero sea como sea no te mataran: Vaga Koleso es demasiado tacano como para eso.

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