Viernes o Los limbos del Pac?fico - Tournier Michel - Страница 11
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Fue por entonces cuando Tenn, el setter-laverack del Virginia , surgio de un matorral y corrio hacia el, enloquecido de amistad y de ternura.
Log-book .- Tenn, mi fiel companero de travesia, ha vuelto. Imposible expresar la alegria que encierra esta simple frase. Jamas podre saber donde ni como ha vivido desde el naufragio, pero al menos creo comprender que es lo que le mantenia alejado de mi. Mientras yo construia como un loco el Evasion , aparecio ante mi, para huir despues con grandes grunidos furibundos. Yo me pregunte en mi ceguera si los terrores del naufragio, seguidos de un largo periodo de soledad en una naturaleza hostil, no le habrian conducido al estado salvaje. ?Increible suficiencia! El unico salvaje entre nosotros dos era yo, y ahora no me cabe duda de que fue mi aspecto bestial y mi extraviado rostro los que desanimaron al pobre animal, que seguia siendo mucho mas profundamente civilizado que yo mismo. No faltan ejemplos de perros obligados, casi a pesar suyo, a abandonar a duenos perdidos en el vicio, la decadencia o la locura, y no se sabe que aceptaran que su amo comiera en la misma escudilla que ellos. El regreso de Tenn me satisface plenamente porque es testimonio y recompensa de mi victoria sobre las fuerzas destructoras que me arrastraban hacia el abismo. El perro es el companero natural del hombre, no de la criatura nauseabunda y degenerada que la desgracia, al sustraerle de lo humano, puede hacer de el. De ahora en adelante leere en sus bondadosos ojos color avellana si he sabido mantenerme a la altura de un hombre, a pesar del horrible destino que me empuja hacia el suelo.
Pero Robinson no debia recobrar del todo su humanidad hasta que se diera a si mismo otro refugio diferente al fondo de una gruta o a un toldo de hojas. Al tener a partir de ese momento al mas domestico de los animales como companero, debia construirse una casa, ?tan profunda es a veces la sabiduria que encubre un simple parentesco verbal!
La situo a la entrada de la gruta que contenia todas sus riquezas y que se encontraba en el punto mas elevado de la isla. Excavo en primer lugar un foso de tres pies de profundidad que relleno con un lecho de guijarros recubiertos a su vez por una capa de arena blanca. Sobre ese basamento perfectamente seco y permeable, alzo unos tabiques superponiendo troncos de palmeras sujetos mediante muescas angulares. Las cortezas y la crin vegetal llenaban los intersticios entre los troncos. Sobre un ligero entramado de vigas a doble vertiente tendio una techumbre de canas entrelazadas sobre la cual coloco despues hojas de caucho montando unas sobre otras como si se tratara de pizarra. La superficie exterior de los muros la revistio con mortero hecho de arcilla humeda y pajas. Un enlosado de piedras planas e irregulares, ensambladas como las piezas de un puzzle, recubrio el suelo arenoso. Las pieles de cabra y las alfombras de junco, algunos muebles de mimbre, la vajilla y los fanales salvados del Virginia , el catalejo, el sable y uno de los fusiles colgados de la pared, creaban una atmosfera confortable e incluso intima de la que Robinson no se dejaba impregnar. Desde el exterior esta primera vivienda tenia un aspecto sorprendente de isba tropical, tosca pero a la vez cuidada, fragil por su techumbre y maciza por sus muros, caracteristicas en las que Robinson se complacio al encontrar en ellas las contradicciones de su propia situacion. Por otro lado, era tambien consciente de la inutilidad practica de aquel refugio, a la funcion capital, pero sobre todo moral, que la atribuia. Decidio no realizar alli ninguna tarea utilitaria -ni siquiera la cocina-, decorarla con una paciencia minuciosa y no dormir en ella mas que el sabado por la noche, continuando los demas dias utilizando una especie de camastro de plumas y pelos con que habia rellenado un hueco de la pared rocosa de la gruta. Poco a poco aquella casa se fue convirtiendo para el en una especie de museo de lo humano , en el que no entraba nunca sin tener la sensacion de estar realizando un acto solemne. Tomo incluso la costumbre -tras haber desembalado los vestidos que estaban guardados en el cofre del Virginia (y algunos eran muy hermosos)- de no penetrar en aquel lugar mas que vestido con calzas, medias y zapatos, como si fuera a visitar a lo mejor de si mismo.
Se dio cuenta despues de que el sol no era visible desde el interior de la casa mas que a determinadas horas del dia y penso que seria acertado instalar un reloj o una maquina adecuada para poder medir el tiempo en cualquier momento. Tras algunas dudas, decidio confeccionar una especie de clepsidra bastante primitiva. Era simplemente una bombona de vidrio transparente a la que habia horadado la base con un agujerito por donde caia el agua gota a gota en un recipiente de cobre colocado en el suelo. La bombona tardaba exactamente veinticuatro horas en vaciarse en la cubeta y Robinson habia estriado sus costados con veinticuatro circulos paralelos, marcado cada uno con un numero romano. De este modo el nivel del liquido daba la hora en cualquier momento. Aquella clepsidra supuso un inmenso consuelo para Robinson. Cuando escuchaba -de dia o de noche- el ruido regular de las gotas que caian en el deposito, tenia el orgulloso sentimiento de que el tiempo no se deslizaba ya en un oscuro abismo, sino que en lo sucesivo se encontraba regularizado, dominado, en una palabra; domesticado tambien el, como toda la isla iba a llegar a estarlo, poco a poco, por la fuerza de animo de un solo hombre.
Log-book .- De ahora en adelante, aunque vele o aunque duerma, escriba o cocine, mi tiempo es sostenido por un tic-tac maquinal, objetivo, irrefutable, exacto, controlable. ?Hasta que punto estoy hambriento de esos epitetos que definen otras tantas victorias sobre las fuerzas del mal! Yo quiero, exijo que todo a mi alrededor sea a partir de ahora medido, probado, certificado, matematico, racional. Habra que proceder a la agrimensura de la isla, establecer la imagen reducida de la proyeccion horizontal de todas sus tierras, consignar estos datos en un catastro. Querria que cada planta fuera etiquetada, cada pajaro registrado con una anilla, cada mamifero marcado a fuego. ?No cesare hasta que esta isla oscura, impenetrable, llena de sordas fermentaciones y de remolinos maleficos, sea metamorfoseada, convertida en una construccion abstracta, transparente, inteligible hasta la medula!
?Pero tendre fuerzas para lograr esta formidable tarea? ?Encontrare en mi mismo los recursos de esa dosis masiva de racionalidad que yo quiero administrar a Speranza? El ruido regular de la clepsidra que me arrullaba hace solo un instante con su musica aplicada y tranquilizadora como la de un metronomo, evoca de repente otra imagen completamente opuesta que me horroriza: la de la piedra mas dura, inexorablemente atacada por la caida incansable de una gota de agua. Es inutil disimularlo: todo mi edificio cerebral se tambalea. Y el efecto mas evidente de esta erosion es el deterioro del lenguaje.
Me gusta hablar sin cesar en voz alta, no dejar jamas pasar una reflexion, una idea sin proferirla en seguida en direccion a los arboles o las nubes; veo de dia hundirse paneles enteros de la ciudadela verbal en que se resguarda y mueve con familiaridad nuestro pensamiento, lo mismo que el topo en su red de galerias. Puntos fijos sobre los cuales se apoya el pensamiento para progresar -como se camina sobre las piedras que emergen del lecho de un torrente- se desmoronan, se hunden. Me asaltan dudas sobre el sentido de las palabras que no designan a cosas concretas. Ya no puedo hablar mas que en sentido literal . La metafora, la litote y la hiperbole me exigen un esfuerzo de atencion desmesurado cuyo efecto imprevisto es que resalte todo lo que hay de absurdo y de convencional en esas figuras retoricas. Me parece que ese proceso del que soy protagonista seria una bicoca para un gramatico o un filosofo que viviera en sociedad: para mi es un lujo a la vez inutil y criminal. Eso me ocurre, por ejemplo, con esa nocion de profundidad , de la que nunca habia pensado escrutar el uso que de ella se hace en expresiones como «un espiritu profundo», «un amor profundo»… Extrana actitud que valora ciegamente la profundidad a expensas de la superficie y que pretende que «superficial» no significa «de amplia dimension», sino de «poca profundidad», mientras que «profundo» significa, por el contrario, «de gran profundidad» y no de «insignificante superficie». Y, sin embargo, me parece que un sentimiento como el amor se mide mucho mejor -si es que puede medirse- por la importancia de su superficie que por el grado de su profundidad. Porque yo mido mi amor por una mujer por el hecho de que amo tanto sus manos como sus ojos, su andar, sus vestidos habituales, sus objetos familiares, lo que ella no ha hecho mas que rozar, los paisajes en donde la he visto desenvolverse, el mar en que se ha banado… ?Todo esto es, desde luego, de la superficie!, ?me parece! Mientras que un sentimiento mediocre tiene directamente -en profundidad - al sexo mismo y deja todo lo demas en una penumbra indiferente.
Un mecanismo analogo -que chirria desde hace poco tiempo cuando mi pensamiento quiere utilizarlo- valora la interioridad por encima de la exterioridad. Los seres serian tesoros encerrados en una costra sin valor y cuanto mas se penetrara en ellos, mas grandes serian las riquezas a las que se podria acceder. ?Y si no hubiera tesoros? ?Y si la estatua estuviera llena de una plenitud monotona, homogenea como la de una muneca de paja? Se perfectamente que yo, a quien nadie acude para prestar un rostro y secretos -que no soy mas que un agujero negro en medio de Speranza, un punto de vista sobre Speranza-, un punto, es decir: nada. Pienso que el alma no comienza a tener un contenido notable mas que a partir de la cortina de piel que separa el interior del exterior, y que se enriquece indefinidamente a medida que se anexiona circulos cada vez mas amplios en torno al punto-yo. Robinson no es infinitamente rico mas que cuando coincide con Speranza entera.
Desde la manana siguiente Robinson trazo los cimientos de un Conservatorio de Pesos y Medidas . Lo edifico en forma de pabellon, pero con los materiales mas refractarios que pudo encontrar: bloques de granito y sillares de arcilla roja. En el expuso sobre una especie de altar -como si se tratara de idolos- y contra los muros -como las armas de la panoplia de la razon- los patrones de la pulgada, el pie, la yarda, la vara, el cable, la pinta, el picotin, la fanega, el galon, el grano, el dracma, la onza y la libra.
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