Pideme lo que quieras, ahora y siempre - Maxwell Megan - Страница 52
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—?Dano? —repito con sarcasmo—. Esto no es hacerte dano, ?so asquerosa! Esto es simplemente un aviso de que conmigo no se juega. Jugaste con ventaja la ultima vez. Tu sabias quien era yo, pero, en cambio, yo a ti no te conocia. Jugaste sucio conmigo, y yo, tonta de mi, no te vi venir. Pero escucha, conmigo no se juega, y si se hace, hay que estar dispuesta a encontrarse con la revancha.
Marta, asustada por los gritos, se suma a aporrear la puerta con las demas. No entiende lo que pasa. No entiende por que me he puesto asi. Eso me agobia, me desconcentra y, antes de soltar a Betta, siseo en su oido:
—Que sea la ultima vez que te acercas a Eric o a mi, porque te juro que, si lo vuelves a hacer, esto no se va a quedar en un aviso. Por tu bien, te quiero muy lejos de Eric. Recuerdalo.
Dicho esto la suelto, pero con el pie le doy en el trasero y cae de bruces al suelo. ?Oh, Dios! ?Que subidon! Despues, abro la puerta y salgo. Marta me mira asustada. No entiende nada, y entonces ve a Betta y lo comprende todo. Justo cuando la otra se levanta, se acerca a ella y, con toda su rabia, le suelta otro bofeton.
—Esto por mi hermano. ??Como pudiste acostarte con su padre, zorra?!
Al momento, Anita deja de pedir explicaciones y entiende de lo que habla Marta. La amiga de Betta, horrorizada, la ayuda.
—Llame a la policia, por favor.
—?Por que? —pregunta Anita con indiferencia.
—Esas mujeres han atacado a Rebeca, ?no lo ha visto?
Anita niega con la cabeza.
—Lo siento, pero yo no he visto nada. Solo he visto una rata en el suelo.
Mas ancha que pancha, me apoyo en el lateral de la puerta y la miro. Me contengo. Quisiera darle una buena paliza, pero tampoco me tengo que pasar aunque se la merezca. Betta esta aturdida, no sabe que hacer y finalmente dice, cogiendole el brazo a su amiga:
—Vamonos.
Cuando desaparecen de la tienda, Anita y Marta me miran.
—Lo siento. Disculpadme, chicas, pero tenia que hacerlo. Esa mujer nos ha dado muchos problemas a Eric y a mi, y cuando la he visto, no he podido remediarlo. Me ha salido mi caracter y yo, yo...
Anita asiente, y Marta contesta:
—No lo sientas. Se lo merecia por guarra.
Unos segundos despues, las tres nos reimos mientras la mano aun me duele por los bofetones que le he dado a Betta. Pero ?que a gustito me he quedado!
Cuando salimos de la tienda, decidimos ir a un local a tomar unas cervezas. Lo necesitamos. El encuentro con Betta ha sido algo que ninguna esperaba y nos ha descentrado un poco. Cuando conseguimos relajarnos, Marta me habla de su cita.
—?Pasado manana es el dia de los Enamorados?
—Si —afirma Marta—. ?No lo sabias?
—Pues no... Tengo en la cabeza tantas cosas que sinceramente se me habia olvidado. Aunque bueno, conociendo a tu hermano, seguro que tampoco le dara importancia a un dia asi. Si pasaba de la Navidad, ni te cuento lo que pensara de un dia tan romantico y consumista.
—Mujer, de entrada te ha dicho que regresara de su viaje ese dia.
—Si, pero no ha mencionado que haremos nada especial. Aunque hace poco le propuse poner un candado en el puente de los enamorados y respondio que si.
—?Mi hermano?
—?Aja!
—?Eric?, ?don Grunon dijo que si a poner un candado del amor?
—Eso dijo —le confirmo, riendo—. Se lo comente como algo que me habia llamado la atencion y me dijo que, cuando quisiera, podiamos ir a poner el nuestro. Pero, vamos, no lo ha vuelto a mencionar.
Tras unas risas incredulas por parte de ambas, Marta cuchichea:
—Sinceramente. Nunca he visto a mi hermano muy romantico para esas cosas. Y que yo recuerde, cuando estaba con la cerda de Betta, nunca le oi que hicieran nada especial el dia de los Enamorados.
Mencionarla nos vuelve a mosquear.
—Me imagino que te has puesto asi por algo mas que por lo que esa sinverguenza le hizo a mi hermano, ?verdad? —inquiere Marta.
—Si.
—?Me lo puedes contar?
Mi cabeza comienza a funcionar a mil por hora. No puedo contarle la verdad de lo sucedido a Marta. Ella no conoce nuestros juegos sexuales.
—En Espana se metio en nuestra relacion, y tu hermano y yo discutimos y rompimos.
—?Que mi hermano rompio contigo por esa asquerosa? —pregunta boquiabierta Marta.
—Bueno..., es algo complicado.
—?Quiso volver con ella? Porque si es asi, ?lo mato!
—No..., no fue por eso. Fue por un malentendido que genero esa innombrable, y el le dio mas credibilidad a ella que a mi.
—No me lo puedo creer. ?Mi hermano es tonto?
—Si, ademas de gilipollas.
Ambas nos reimos y decidimos dar la conversacion por finalizada y comer algo. Eric me llama y hablo con el. Ha llegado a Londres y omito contarle lo que ha pasado con Betta. Sera lo mejor.
28
Tras la comida, Marta me deja en la casa de Eric. Simona me indica que Flyn esta haciendo los deberes en su sala de juegos y que ella se va con Norbert al supermercado. Ha grabado el capitulo de «Locura esmeralda» y mas tarde lo veremos. Asiento, subo a la habitacion y me cambio de ropa. Me pongo una camiseta y un pantalon de algodon gris para estar por casa y decido ir a ver como esta el nino.
Cuando abro la puerta, me mira. Por su gesto, esta enfadado. Pero vamos, eso no me extrana. Vive enfadado. Me acerco a el y le revuelvo el pelo.
—?Que tal hoy en el cole?
El crio mueve al cabeza para que lo deje de tocar y responde:
—Bien.
Veo que su labio esta mejor que ayer. Niego con la cabeza. Esto no puede continuar asi y, agachandome para estar a su altura, murmuro:
—Flyn, no debes permitir que los chicos te sigan haciendo lo que te hacen. Debes defenderte.
—Si, claro, y cuando lo hago, mi tio se enfada —espeta furioso.
Recuerdo lo que me conto Eric y asiento.
—Vamos a ver, Flyn, entiendo lo que dices. No se bien que ocurrio ayer para que a ese muchacho le tuvieran que dar puntos.
El nino no me mira, pero por lo tieso que se ha puesto intuyo que le molesta lo que digo.
—Escucha, tu no debes permitir que...
—?Callate! —grita, airado—. No sabes nada. ?Callate!
—Vale. Me callare. Pero quiero que sepas que estoy al corriente de lo que pasa. Lo he visto. He visto como esos supuestos amiguitos tuyos que van contigo en el coche, cuando desaparece Norbert, te empujan y se burlan de ti.
—No son mis amigos.
—Eso no hace falta que me lo jures —me mofo—. Ya me he dado cuenta. Lo que no comprendo es por que no se lo explicas a tu tio.
Flyn se levanta. Me empuja para sacarme de la habitacion y me echa. Cuando cierra la puerta en mis narices, mi primer instinto es abrirla y cantarle las cuarenta, pero tras pensarlo decido dejarlo. Ya le he dicho que lo se. Ahora debo esperar a que me pida ayuda. Mi movil suena. Es Eric.
Encantada, hablo con el durante mas de una hora. Me pregunta por mi dia, yo a el por el suyo, y despues nos dedicamos a decirnos cosas bonitas y calientes. Lo adoro. Le quiero. Lo echo de menos. Antes de colgar, dice que me volvera a llamar cuando llegue al hotel. ?Genial!
Cuando cuelgo, aburrida y sin saber que hacer, me meto en la habitacion que Eric dice que es mia y me pongo a sacar de las cajas mis CD de musica. Al ver el CD de Malu que tan buenos recuerdos me trae, decido ponerlo en mi pequeno equipo de musica.
Se que faltaron razones..., se que sobraron motivos.
Contigo porque me matas... y ahora sin ti ya no vivo.
Tu dices blanco..., yo digo negro.
Tu dices voy..., yo digo vengo.
Mientras tarareo esa cancion que para mi y mi loco amor es tan importante, continuo sacando cosas de las cajas. Miro con carino mis libros y comienzo a colocarlos en las estanterias que he comprado para ellos.
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