Pideme lo que quieras, ahora y siempre - Maxwell Megan - Страница 34
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Una sonrisa escapa de mi boca cuando Sonia explica:
—La insoportable mujer de Vichenzo, hijo mio, me esta sacando de mis casillas.
—Sonia, ?no se fuma! —recrimina Flyn.
Marta y su madre se comunican con los ojos y, al final, la primera, no dispuesta a seguir en la cocina, agarra del brazo a su madre y dice, mientras tira de Flyn, que se resiste a marcharse con ellas:
—Vamos a por algo de beber... Lo necesitamos.
Una vez que nos quedamos Eric y yo solos en la cocina, dispuesta a presentar batalla, aclaro:
—No vuelvas a hablarme asi delante de la gente.
—Jud...
—No vuelvas a prohibirme nada.
—Jud...
—?Ni Jud ni leches! —exploto, furiosa—. Me has hecho sentir como una ninata ante tu hermana y el pequeno chivato. Pero ?quien te crees que eres para hablarme asi? ?No te das cuenta de que entras en el juego de Flyn para que tu y yo nos enfademos? ?Por el amor de Dios, Eric!, tu sobrino es un pequeno demonio y, como no lo pares, el dia de manana sera un ser horripilante.
—No te pases, Jud.
—No me paso, Eric. Ese nino es un viejo prematuro para solo tener nueve anos. Yo..., yo es que al final le...
Acercandose a mi, coge con sus manos el ovalo de mi cara y me dice:
—Escucha, carino, yo no quiero que fumes. Es solo eso.
—Vale, Eric, eso lo puedo entender. Pero ?que tal si me lo dices cuando estemos tu y yo a solas en nuestra habitacion? O es que es necesario dejar ver a Flyn que me reganas porque el asi lo ha decidido. ?Joder, Eric!, con lo listo que resultas a veces, parece mentira que luego puedas ser tan tonto.
Me doy la vuelta y miro por la cristalera. Estoy enfadada. Muy enfadada. Durante unos segundos maldigo a todo bicho viviente, hasta que siento que Eric se pone detras de mi. Pasa sus brazos por mi cintura, me abraza y posa su barbilla en mi hombro.
—Lo siento.
—Sientelo porque te has comportado como un ?gilipollas!
Esa palabra hace reir a Eric.
—Me encanta ser tu gilipollas.
Me asaltan ganas de reir, pero me contengo.
—Siento ser tan tonto y no haberme dado cuenta de lo que has dicho. Tienes razon, he actuado mal y me he dejado llevar por lo que Flyn buscaba. ?Me perdonas?
Lo que dice y en especial como me abraza me relajan. Me pueden. Vale..., soy una blanda, pero es que lo quiero tanto que sentir que necesita que lo perdone puede con mi enfado y con todo lo demas.
—Claro que te perdono. Pero repito: no vuelvas a prohibirme nada, y menos delante de nadie, ?entendido?
Noto como mueve su cara en mi cuello, y entonces soy yo la que se da la vuelta y lo besa. Lo beso con ardor, pasion y morbo. Me levanta entre sus brazos y me aprisiona contra la cristalera, mientras sus manos buscan el final de mi vestido para investigar. Quiero que siga. Quiero que continue, pero cuando voy a desintegrarme de placer me separo de el unos milimetros y murmuro cerca de su boca:
—Carino, estamos en la cocina de tu madre y tras la puerta hay invitados. Creo que no es sitio ni lugar para continuar con lo que estamos pensando.
Eric sonrie. Me deja en el suelo. Yo me recoloco la falda de mi bonito vestido de noche y, mientras nos dirigimos hacia el salon cogidos de la mano, cuchichea, haciendome sonreir:
—Para mi cualquier lugar es bueno si estoy contigo.
Regresamos de madrugada a casa. Truena y diluvia, y a pesar de las incesantes ganas que tengo de hacer el amor con Eric, me retengo. Se que el nino, el viejo prematuro, dormira con nosotros, y ante eso, nada puedo hacer.
19
A las nueve, me despierto. Bueno, me despierta el despertador. Lo pongo porque yo soy de dormir hasta las doce si nadie me avisa. Como siempre, estoy sola en la cama, pero sonrio al saber que es la manana de Reyes.
?Que bonita manana!
Ataviada con el pijama y la bata, saco mis regalos, que estan guardados en el armario, y bajo la escalera dispuesta a repartirlos.
?Vivan los Reyes Magos!
Paso por la cocina e invito a Simona y Norbert a unirse a nosotros. Tengo regalos para ellos tambien. Cuando entro en el comedor, Eric y Flyn juegan con la Wii. El crio, en cuanto me ve, tuerce el gesto, y yo, dichosa como una nina, paro la musica desde el mando de Eric, los miro y anuncio feliz:
—Los Reyes Magos me han dejado regalos para vosotros.
Eric sonrie y Flyn dice:
—Espera a que terminemos la partida.
?La madre que pario al nino!
Su falta de ilusion me deja K. O. Vamos ?igualito que mi sobrina Luz, que con seguridad estara gritando y saltando de felicidad al ver los regalos bajo el arbol! Pero dispuesta a no hacerle ni punetero caso, levanto a Eric del sillon cuando Norbert y Simona entran.
—Venga, vamos a sentarnos junto al arbol. Tengo que daros vuestros regalos.
Flyn vuelve a protestar, pero esta vez Eric lo regana. El crio se calla, se levanta y se sienta con nosotros junto al arbol. Entonces, Eric se saca cuatro sobres del bolsillo de su pantalon y nos da uno a cada uno.
—?Feliz Navidad!
Simona y Norbert se lo agradecen y, sin abrirlos, los guardan en sus bolsillos. Yo no se que hacer con el sobre mientras observo que Flyn lo abre.
—?Dos mil euros! ?Gracias, tio!
Incredula, alucinada, patitiesa y boquiabierta, miro a Eric y le pregunto:
—?Le estas dando un cheque de dos mil euros a un nino el dia de Reyes?
Eric asiente.
—No hace falta que haga la tonteria de los regalos —opina el nino—. Ya se quienes son los Reyes Magos.
Esa explicacion no me convence y, mirando a mi Iceman, protesto.
—?Por el amor de Dios, Eric! ?Como puedes hacer eso?
—Soy practico, cielo.
En este instante, Simona le entrega a Flyn una pequena caja. El nino la abre y grita con entusiasmo al encontrarse un nuevo juego de la Wii. Encantada con su felicidad, aunque sea por otro jueguecito que lo mantendra enganchado a la television, le doy a Simona y Norbert mis regalos. Son una chaqueta de lana para ella y un juego de guantes y bufanda para el. Ambos los miran con gozo y no paran de agradecermelo mientras se disculpan por no tener ningun regalo para mi. ?Pobres, que mal rato estan pasando!
Continuo sacando paquetes de mi enorme bolsa. Le entrego a Eric uno, y varios a Flyn. Eric rapidamente abre el suyo y sonrie al ver la bufanda azulona que le he comprado y la camisa de Armani. ?Le encanta! Flyn nos observa con sus paquetes en la mano. Dispuesta a firmar la pipa de la paz con el nino, lo miro con carino.
—Vamos, cielo —lo animo—. Abrelos. ?Espero que te gusten!
Durante unos instantes, el nino contempla los paquetes y la caja que he dejado ante el. Se centra en la enorme caja envuelta en papel rojo. Me mira a mi y a la caja alternativamente, pero no la toca.
—Te prometo que no muerde —suelto al final en tono comico.
Receloso como siempre, Flyn coge la caja. Simona y Norbert lo alientan a que la abra. Durante unos segundos la requetemira como si no supiera que hacer con ella.
—Rompe el papel. Vamos, tira de el —le digo.
Inmediatamente hace lo que le pido y comienza a desenvolver el regalo ante la sonrisa de Eric y la mia. Una vez que le quita el bonito papel, la caja esta cerrada.
—Vamos, ?abrela!
Cuando el crio abre la caja y ve lo que hay en ella, de su boca sale un «?Oh!».
Si, si, si... ?Le ha gustado!
Lo se. Se le nota.
Yo sonrio triunfal y miro a Eric. Pero su gesto ha cambiado. Ya no sonrie. Simona y Norbert tampoco. Todos miran el skateboard verde con gesto serio.
—?Que ocurre? —pregunto.
Eric le quita al nino el skate de las manos y lo mete en la caja.
—Jud, devuelve esto.
Al momento recuerdo lo que Marta me dijo. ?Problemas! Pero me niego a querer entender nada y replico:
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