Pideme lo que quieras, ahora y siempre - Maxwell Megan - Страница 3
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—?Te llamo?
—Si, todos los dias varias veces. Y a pesar de que sabe que no es santo de mi devocion, el tio se arriesgo, se trago su orgullo, y lo hizo para pedirme ayuda. No se como consiguio mi movil, pero lo cierto es que me llamo para suplicarme que te encontrara. Estaba preocupado por ti.
Mi corazoncito se descontrola. Pensar en mi Iceman enloquecido por mi ausencia me pone tonta. Demasiado tonta.
—Me dijo que se habia comportado como un idiota —continua Fernando— y que tu te habias marchado. Te localice en Valencia, pero no le conte nada a el ni intente ponerme en contacto contigo porque imagine que necesitabas pensar, ?verdad?
—Si.
Bloqueada por lo que me esta diciendo, lo miro.
—?Has tomado una decision? —me pregunta.
—Si.
—?Se puede saber cual es?
Doy un trago a mi bebida, me retiro el pelo de la cara y, con todo el dolor de mi corazon, con un hilo de voz susurro:
—Lo que habia entre Eric y yo se acabo.
Fernando asiente, mira hacia unos amigos y, tras resoplar, murmura:
—Creo que te equivocas, jerezana.
—??Como!?
—Lo que oyes.
—?Como que lo que oigo! ?Estas tonto?
Mi amigo el tonto sonrie y da un trago a su bebida.
—?Ojala te brillaran los ojos por mi como te brillan por el! —exclama finalmente—. ?Ojala te hubieras vuelto tan loca por mi como se que lo estas por el! ?Y ojala no fuera consciente de que ese ricachon esta tan loco por ti que es capaz de llamarme a mi para que te busque y te encuentre a pesar de que en un momento asi yo te puedo poner en su contra!
Cierro los ojos. Los aprieto cuando Fernando empieza a hablar de nuevo.
—Para el, tu seguridad, encontrarte y saber que estabas bien, ha sido lo primordial, lo mas importante, y eso me hace ver la clase de hombre que es Eric y lo enamorado que esta de ti. —Abro los ojos y escucho con atencion—. Se que me estoy echando piedras en mi propio tejado al confesarte esto, pero si lo que hay entre tu y ese guaperas es tan autentico como ambos me dais a entender, ?por que acabarlo?
—?Me estas diciendo que vuelva con el?
Fernando sonrie, retira un mechon de pelo de mi cara y musita:
—Eres buena, generosa, una excelente mujer y siempre te he considerado lo bastante lista como para no dejarte enganar por cualquiera o hacer algo que no sea de tu agrado. Ademas, te quiero como amiga, y si tu te has enamorado de ese tipo, por algo sera, ?no? Escucha, jerezana, si eres feliz con Eric, piensa en lo que quieres, en lo que deseas, y si tu corazon te pide estar con el, no te lo niegues o te arrepentiras, ?de acuerdo?
Sus palabras tocan mi corazon, pero antes de que me ponga a llorar como una imbecil y las cataratas del Niagara broten de mis ojos, sonrio. Esta sonando el Waka waka de Shakira.
—No quiero pensar. Ven, vamos a bailar —le propongo.
Fernando sonrie a su vez, me coge de la mano, me lleva al centro de la pista y juntos bailamos mientras, a voz en grito, cantamos con nuestros amigos:
Tsamina mina, eh eh, waka waka, eh eh
Tsamina mina, zangalewa, anawa ah ah
Tsamina mina, eh eh, waka waka, eh eh
Tsamina mina, zangalewa, porque esto es Africa.
Horas despues, la fiesta continua, y hablo con Sergio y Elena, los duenos del pub mas concurrido de Jerez. Otros anos, en Navidades, he trabajado de camarera en su local y me lo vuelven a ofrecer. Accedo, complacida. Ahora que estoy en el paro, cualquier ingreso extra me viene de perlas.
De madrugada, cuando llego a casa, estoy cansada, algo borracha y satisfecha.
Como cada ano me inscribo para participar en la carrera solidaria de motocross que recauda fondos para comprar juguetes a los ninos menos favorecidos de Cadiz. La carrera sera el dia 22 de diciembre en El Puerto de Santa Maria. Mi padre, el Bicharron y el Lucena estan encantados. Ellos siempre disfrutan tanto o mas que yo con estos eventos.
El 20 de diciembre por la manana mi telefono suena por decimoctava vez. Estoy muerta. Trabajar en el pub es divertido pero agotador. Al coger el movil y ver que se trata de Frida, me reactivo y respondo rapidamente.
—?Hola, Jud! Feliz Navidad. ?Como estas?
—Feliz Navidad. Estoy bien, ?y tu?
—Bien, bonita, bien.
Su voz es tensa y me asusto.
—?Que pasa? —pregunto—. ?Ocurre algo? ?Eric esta bien?
Tras un incomodo silencio, Frida se decide.
—?Es cierto lo que he escuchado sobre Betta?
—No —respondo, y resoplo al recordarla—. Todo ha sido un montaje de ella.
—Lo sabia —murmura.
—Pero da igual, Frida —anado—, ya no importa.
—?Como que ya no importa! A mi no me da igual. Cuentame ahora mismo tu version.
Sin demora, le cuento lo ocurrido con todos sus pelos y senales, y cuando acabo, comenta:
—Esa Marisa nunca me gusto. Es una bruja, y Eric parece nuevo. ?Hombres! Sabe que Marisa es amiga de Betta; ella les presento.
—?Ella les presento?
—Si. Betta es de Huelva como Marisa. Cuando comenzo su relacion con Eric, se fue a Alemania a vivir con el, hasta que paso lo que paso y le perdi la pista. Pero esa Marisa se merece un escarmiento por mala.
—Tranquila. A esa bruja le hice una visita y le deje muy claro que conmigo no se juega.
—?No me digas!
—Lo que oyes. Le adverti que yo tambien se jugar sucio.
Frida suelta una carcajada, y yo hago lo mismo.
—?Como esta Eric? —pregunto sin que pueda evitarlo.
—Mal —contesta, y suspiro. Ella sigue—: Anoche cene con el en Alemania y, al no verte, pregunte y fue cuando me entere de lo ocurrido entre vosotros. Me enfade y le dije cuatro cositas bien dichas.
Escucharla hablar asi me hace gracia, e insisto mientras me desperezo:
—Pero ?el esta bien?
—No, no esta bien, Judith, y no me refiero a su enfermedad, sino a el como persona. Por eso te he llamado nada mas llegar a Espana. Debeis arreglarlo. Debes cogerle el telefono. Eric te echa mucho de menos.
—El me aparto de su lado; que ahora asuma las consecuencias.
—Lo se. Tambien me lo ha dicho. Es un cabezon, pero un cabezon que te quiere; eso no lo dudes.
Inconscientemente, oir tal cosa hace que revoloteen ya no mariposas, sino avestruces en mi estomago. Soy la reina de las masoquistas. Me gusta saber que Eric aun me quiere y me echa de menos, a pesar de que yo misma me empene en no creerlo.
—Te llamo porque este fin de semana cenaremos en Nochebuena con mis suegros en Conil, y luego estaremos en nuestra casa de Zahara tranquilitos. El Fin de Ano lo pasaremos en Alemania con mi familia. Por cierto, Eric se reunira con nosotros en Zahara. ?Te apetece venir?
Ese es un plan encantador. En otro momento me hubiera parecido perfecto. Pero respondo:
—No, gracias. No puedo. Estoy liada con mi familia y ademas trabajo estos dias por la noche, y...
—?Que trabajas por la noche?
—Si.
—Pero ?en que trabajas?
—Soy camarera en un pub y...
—?Uf, Judith! ?Camarera! Eso a Eric no le va a hacer gracia. Le conozco y no le va a gustar nada de nada.
—Lo que le guste o no a Eric ya no es mi problema —le aclaro sin querer entrar en mas detalles—. Ademas, el sabado tengo una carrera en Cadiz y...
—?Tienes una carrera?
—Si.
—?De que?
—De motocross.
—?Corres motocross?
—Si.
—?Motocross! —grita, sorprendida—. Jud, eso no me lo pierdo yo. Eres mi heroina. ?Que cosas mas chulas que sabes hacer! Si alguna vez tengo una hija, quiero que de mayor sea como tu.
Al ver su sorpresa, me rio y digo:
—Es una carrera solidaria que busca recaudar fondos para comprar juguetes y repartirlos entre ninos de familias que no pueden permitirselo.
—?Ah!, pues alli estaremos ?Y donde dices que es?
—En El Puerto de Santa Maria.
—?A que hora?
—Comienza a las once de la manana. Pero oye, Frida..., no se lo digas a Eric. No le gustan nada esas carreras. Lo pasa fatal porque recuerda lo que le ocurrio a su hermana.
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