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Pideme lo que quieras, ahora y siempre - Maxwell Megan - Страница 1


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Indice

Portada

Dedicatoria

Capitulo 1

Capitulo 2

Capitulo 3

Capitulo 4

Capitulo 5

Capitulo 6

Capitulo 7

Capitulo 8

Capitulo 9

Capitulo 10

Capitulo 11

Capitulo 12

Capitulo 13

Capitulo 14

Capitulo 15

Capitulo 16

Capitulo 17

Capitulo 18

Capitulo 19

Capitulo 20

Capitulo 21

Capitulo 22

Capitulo 23

Capitulo 24

Capitulo 25

Capitulo 26

Capitulo 27

Capitulo 28

Capitulo 29

Capitulo 30

Capitulo 31

Capitulo 32

Capitulo 33

Capitulo 34

Capitulo 35

Capitulo 36

Capitulo 37

Capitulo 38

Capitulo 39

Capitulo 40

Capitulo 41

Capitulo 42

Capitulo 43

Capitulo 44

Capitulo 45

Epilogo

Sobre la autora

Creditos

 

Para LAS GUERRERAS MAXWELL,

por ser mi mayor apoyo, y para Jud y Eric,

por ser unos magnificos personajes.

Mil besotes.

Megan

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Tras salir de la oficina llego a casa como si me hubieran metido un petardo en el culo. Miro las cajas embaladas y se me parte el corazon. Todo se ha ido a la mierda. Mi viaje a Alemania esta anulado y mi vida, de momento, tambien. Meto cuatro cosas en una mochila y desaparezco antes de que Eric me encuentre. Mi telefono suena, y suena, y suena. Es el, pero me niego a cogerlo. No quiero hablar con Eric.

Dispuesta a desaparecer de mi casa, me voy a una cafeteria y llamo a mi hermana. Necesito hablar con ella. Le hago prometer que no le dira a nadie donde estoy y quedo con ella.

Mi hermana acude a mi llamada y, tras abrazarme como sabe que necesito, me escucha. Le cuento parte de la historia, solo parte o se que la dejaria sin palabras. Omito el tema del sexo y tal, pero Raquel es ?Raquel!, y cuando las cosas no le cuadran comienza con eso de «?Estas loca!», «?Te falta un tornillo!», «?Eric es un buen partido!» o «?Como has podido hacer eso?». Al final me despido de ella y a pesar de su insistencia no le revelo adonde voy. La conozco y se lo dira a Eric en cuanto la llame.

Cuando consigo despegarme de mi hermana, llamo a mi padre. Despues de tener una breve conversacion con el y hacerle entender que en unos dias ire a Jerez y le explicare todo lo que me pasa, me monto en el coche y me voy a Valencia. Alli me alojo en un hostal y durante tres dias paseo por la playa, duermo y lloro. No tengo nada mejor que hacer. No le cojo el telefono a Eric. No..., no quiero.

Al cuarto dia me subo al coche y algo mas relajada me voy a Jerez, donde papa me recibe con los brazos abiertos y me da todo su carino y amor. Le cuento que mi relacion con Eric se ha acabado para siempre, y el no me quiere creer. Eric le ha llamado varias veces preocupado y, segun mi padre, ese hombre me ama demasiado como para dejarme escapar. Pobrecillo. Mi padre es un romantico empedernido.

Al dia siguiente, cuando me levanto, Eric ya esta en casa de mi padre.

Papa lo ha llamado.

Cuando me ve, intenta hablar conmigo, pero me niego. Me pongo hecha una furia; grito, grito y grito, y le reprocho todo lo que tengo en mi interior antes de darle con la puerta en las narices y encerrarme en mi habitacion. Al final, oigo que mi padre le pide que se marche, y de momento me deja respirar. Sabe que ahora soy incapaz de razonar y que en lugar de solucionar las cosas lo que voy es a liarlas mas.

Eric se acerca a la puerta de la habitacion donde me he encerrado y con voz cargada de tension e ira me indica que se va. Pero que se va a Alemania. Tiene que resolver ciertos asuntos alli. Insiste una vez mas en que salga, pero al ver mi negativa finalmente se marcha.

Pasan dos dias y mi angustia es persistente.

Olvidar a Eric me es imposible, y mas cuando el me llama continuamente. No le contesto. Pero, como soy una masoquista pura y dura, escucho nuestras canciones una y otra vez para martirizarme y regodearme en mi pena, penita..., pena. Lo positivo de todo este asunto es que se que esta muy lejos y, ademas, que tengo mi moto para desfogarme, embarrandome y saltando por los campos de Jerez.

Transcurridos unos dias me llama Miguel, mi ex companero en Muller, y me deja a cuadros. Eric ha despedido a mi ex jefa. Incredula, escucho como Miguel me cuenta que Eric tuvo una tremenda discusion con ella cuando la pillo en la cafeteria mofandose de mi. Resultado: al paro. ?Toma ya! Por perra.

Lo siento, no deberia alegrarme de ello, pero la malvada que existe en mi interior se regodea con que esa mala vibora por fin haya recibido su merecido. Como dice muy sabiamente mi padre, «el tiempo pone a cada uno en su lugar», y a esa el tiempo la ha puesto donde se merece, en la punetera calle.

Esa tarde aparece mi hermana con Jesus y Luz, y nos sorprenden con la noticia de que van a ser padres de nuevo. ?Embarazo a la vista! Mi padre y yo nos miramos con complicidad y sonreimos. Mi hermana esta feliz, mi cunado tambien y a mi sobrina Luz se la ve ilusionada. ?Va a tener un hermanito!

Al dia siguiente, se presenta en casa Fernando. Al vernos nos damos un largo y significativo abrazo. Por primera vez desde que nos conocemos no nos hemos comunicado en meses, y eso nos da a entender a los dos que lo nuestro, aquello que nunca existio, por fin se ha acabado.

No me pregunta por Eric.

No hace la mas minima mencion de el, pero intuyo que imagina que lo nuestro o se ha terminado, o pasa algo. Por la tarde, mientras mi hermana, Fernando y yo tomamos un tentempie en el bar de la Pachuca, le pregunto:

—Fernando, si yo te pidiera un favor, ?me lo harias?

—Depende del favor.

Ambos sonreimos, y le aclaro, dispuesta a conseguir mi proposito:

—Necesito la direccion de dos mujeres.

—?Que mujeres?

Doy un trago a mi coca-cola y respondo:

—Una se llama Marisa de la Rosa y vive en Huelva. Esta casada con un tipo llamado Mario Rodriguez, que es cirujano plastico; se poco mas. Y la otra se llama Rebeca y fue novia durante un par de anos de Eric Zimmerman.

—Judith —protesta mi hermana—, ?ni hablar!

—Callate, Raquel.

Pero mi hermana comienza su perorata y ya no hay quien la calle. Tras discutir con ella, vuelvo a mirar a Fernando, que no ha abierto la boca.

—?Puedes conseguirme lo que te he pedido, o no?

—?Para que lo quieres? —me contesta.

No estoy dispuesta a contarle lo que ha ocurrido.

—Fernando, no es para nada malo —puntualizo—, pero si pudieras ayudarme, te lo agradeceria.

Durante unos segundos me mira con solemnidad mientras Raquel, a mi lado, sigue despotricando. Al final asiente, se levanta, se aleja y veo que habla por el movil. Esto me inquieta. Diez minutos despues, se acerca a mi con un papel y dice:

—Sobre Rebeca solo te puedo decir que esta en Alemania pero no cuenta con una residencia fija, y la direccion de la otra aqui la tienes. Por cierto, tus amigas se mueven en un ambiente de altos vuelos y comparten los mismos juegos que Eric Zimmerman.

—?De que juegos hablais? —pregunta Raquel.

Fernando y yo nos miramos. ?Se traga los dientes como diga algo mas!

Nos entendemos bien y le indico que no se le ocurra contestar a mi hermana, o se las vera conmigo, y el me hace caso. Es un excelente amigo. Finalmente, Fernando se resigna y senala:

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