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Destinos Truncados - Стругацкие Аркадий и Борис - Страница 4


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Pero no habia manera de huir, y me dedique a buscar la carpeta en la que, recuerdo, guarde el manuscrito hacia mas de dos semanas. La carpeta no estaba encima del escritorio, y en ese momento me acorde de que me dispuse a ir a la Bannaia cuando estaba en la redaccion de El Extranjero Invalido,adonde habia ido con Kap-Kapich y Nos-Nosich a discutir, a causa de un articulo. Pero al volver del Invalido,no fuimos a la Bannaia, sino al restaurante Pskov. Asi que, en aquel momento, no servia de nada buscar aquella carpeta.

Gracias a Dios, siempre tengo suficientes manuscritos. Me levante con dificultad del butacon, camine hasta el rincon mas lejano de la estanteria y alli me sente, con un gemido, en el suelo. Ah, hay muchos movimientos que ahora solo puedo realizar con gran dificultad, tanto corporales como espirituales.

(Nos levantamos con dificultad despues de dormir. Cambiamos las sabanas con dificultad. Y con dificultad seguimos el hilo de nuestros pensamientos. El avance del fuego lo oimos con dificultad, pero siempre estamos dispuestos a dirigir las oleadas de llamas. Con dificultad. Creo que eso lo dicen los Upanishad.O quiza no sean los Upanishad.)

Con dificultad abri la portezuela de un pequeno armario empotrado y sobre mis rodillas cayeron varias carpetas, libretas a rayas con cubiertas de hule de diversos colores, cuartillas amarillentas, densamente escritas, sujetas con grapas oxidadas. Tome la primera carpeta que se me ocurrio, con las esquinas rotas por el tiempo, cerrada con una cinta sucia, la cubierta llena de notas borrosas, donde solo pude distinguir un numero antiguo de telefono, de seis cifras, con una letra al principio, y una fila de ideogramas escritos con tinta verde: seynen jiday-no saku: creaciones de los anos mozos. No habia revisado aquella carpeta desde hacia quince anos. Todo lo que habia alli era muy antiguo, de la epoca de Kamchatka, incluso anterior, de tiempos de Kansk, Kazan, del Instituto de Traductores Militares: hojas a rayas, arrancadas de libretas, cuadernos rusticos cosidos con hilos gruesos, algunas cuartillas de un papel rugoso, amarillento, quiza de envolver o simplemente reseco hasta lo imposible, todo escrito a mano; ni una linea, ni una letra a maquina.

El negro taciturno saco de la oficina el butacon con aquella ruina humana. Cuando salio, el jefe cerro bien la puerta...

?Que negro era aquel? ?Y esa ruina humana? No me acordaba de nada.

- A proposito, ?vio si habia chinos entre los bolcheviques? -pregunto el jefe de repente.

- ?Chinos? Hummm... Creo que si. Chinos, o coreanos, o mongoles. En una palabra, asiaticos...

?Si, si, me acuerdo! Era un panfleto politico mio... No... no me acuerdo de nada.

El castillo cayo, pero la guarnicion habia vencido.

Pues si.

- ?Ti vio! ?Ti vio! -grito Huevos de Conejo, al detectar a su adversario invisible... Y un nuevo disparo desde arriba, en la niebla...

Ah, era cuando yo estaba traduciendo a Kipling, Kim, Stalky & Co.Mil novecientos cincuenta y tres. Kamchatka. Estoy sentado en el puesto de mando, traduciendo a Kipling, ya que cuando no hay un enemigo visible, el traductor no tiene nada que hacer.

Huevos de Conejo: Rabbit's Eggs.Y no hay de que reirse, chicos. Si Kipling hubiera querido decir lo que vosotros pensais, habria escrito «Rabbit's Balls».Si, recuerdo que me costo mucho trabajo aquella traduccion, pero fue una excelente escuela, la mejor escuela para un traductor es una obra escrita con talento, que describa un mundo totalmente desconocido, ubicado de manera concreta en el tiempo y en el espacio...

Y aqui esta Ocurrio durante la guardia.Tambien el ano cincuenta y tres, tambien en Kamchatka.

«Posteriormente Berkutov, el centinela que custodiaba la puerta del cuerpo de guardia, no podia recordar que fue lo primero que lo puso en alerta y le hizo apretar su arma con mas fuerza y prestar una tensa atencion a los ruidos confusos de la calida noche de julio. Sencillamente, al susurro de las hojas, al sonido de los propios pasos, al crujido somnoliento de las ramas se habia anadido...», etcetera. En pocas palabras, bajo el manto de la noche se aproximaron al centinela, lo agredieron y el, sin posibilidad de rechazarlos, grito que dispararan contra su posicion.

En aquellos tiempos, mis concepciones literarias eran las de un moralista grandioso, y no solo de un moralista, sino del inspirado aeda del reglamento militar. Y mas adelante, camaradas soldados, lo fundamental en este caso que Ocurrio durante la guardiafue nada menos que esto:

?Como pudo ocurrir que Linko, tan buen conocedor de los reglamentos, se permitiera una infraccion tan brutal del reglamento del servicio de guardia? ?Y tu, Berkutov? ?Acaso no te comportaste como un tonto, no viste adonde habia ido Simakov? Y todos nosotros, ?como no caimos en la cuenta de que Simakov no estaba aqui cuando el destacamento de guardia fue llamado a las armas?

?Que extrano resulta leer esto hoy! Es como si se lo contaran a uno con ternura, como a un bebe de tres anitos que no ha podido aguantarse y se lo ha hecho encima, delante de todos los invitados. Pero entonces yo no tenia tres anitos, sino veintiocho. ?Cuanto anoraba ver mi nombre impreso, sentirme escritor, jactarme ante todos de ser el preferido de las musas y de Apolo! Y que desilusion cuando en la revista El Arrojo de Suvorov,que Dios les de salud muchos anos, me devolvieron el manuscrito bajo el pretexto cortes de que lo narrado en Ocurrio durante la guardiano constituia un hecho tipico en nuestro ejercito. Santas palabras. A lo largo de mi vida he estado de guardia unas doscientas horas, y solamente en una ocasion se sumaron otros ruidos al susurro de las hojas, al sonido de mis pasos y, en especial, al crujido somnoliento de las ramas. Lo que ocurrio fue que en la mas negra penumbra alguien intentaba, con terquedad y decision, atravesar la cerca de alambre espino, sin reaccionar a mis gritos desesperados de «?Alto! ?Alto! ?Quien va?». El jefe de la guardia, que se acerco corriendo al oir los disparos, descubrio un macho cabrio muerto, enredado en la alambrada. Airado, me prometio mandarme al calabozo, pero despues todo se arreglo...

No, no les dare mi Ocurrio durante la guardiapara que le hagan la autopsia. Lo dejo aqui. Y nuevamente pense que si a ellos les daba lo mismo analizar Ocurrio durante la guardiao un butacon con una ruina humana, todo aquel invento con la entropia del lenguaje era una idiotez.

Aparte las «Creaciones de los anos de juventud» y tome otra carpeta, de aspecto totalmente moderno, bien atada con cintas rojas perfectamente conservadas. Habia una etiqueta blanca en la cubierta, que decia:

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